miércoles, 17 de octubre de 2018
Hallan el esqueleto de un niño del siglo V al que enterraron siguiendo un ritual anti vampiros
ROMA, ITALIA - Los lugareños ya lo llaman el vampiro de Lugnano, y desde luego es un espectáculo morboso. Un equipo de arqueólogos ha desenterrado los restos de un niño que vivió en el siglo V. Lo curioso es que los antiguos romanos lo enterraron con el temor a que regresara de la tumba, y podría haber más.
El denominado entierro vampírico es una práctica que ha existido en muchas culturas a lo largo de la historia desde China a Rusia, pasando por la mayor parte de países centroeuropeos o Grecia. De cuando en cuando, los supersticiosos habitantes de aquella época temían que un fallecido pudiera regresar de entre los muertos y llevaban a cabo todo tipo de extraños rituales para evitar que ocurriera. A veces clavaban estacas en el cuerpo o le cortaban la cabeza. Otras se le sujetaba al suelo con clavos o, como en este caso, se le introducía una piedra de gran tamaño en la boca.
Los análisis de los arqueólogos forenses concluyen que la piedra fue introducida en la boca del niño post mortem y que se hizo adrede. No es posible que la roca termine en esa posición dentro de la mandíbula de forma natural.
Hallazgos como este son muy raros en la época de la antigua Roma. En Venecia se encontró el cuerpo de una mujer con un ladrillo en la boca, pero es la primera vez que aparece un ritual semejante en la llamada Necropoli dei Bambini, un cementerio cercano a Lugnano que estaba reservado a los niños. Sin embargo, el cuerpo de este pequeño “vampiro” obliga a revisar todos los hallazgos anteriores en la zona.
No es la primera vez que aparecen artefactos supuestamente vinculados a rituales mágicos en esta necrópolis. Los arqueólogos han encontrado patas de cuervo, huesos de sapo y hasta calderos de bronce llenos de ceniza. Todos ellos se atribuyen a rituales mágicos, pero hasta ahora faltaba una clave con la que vincularlos. Hace años también apareció el esqueleto de una niña de tres años cuyo cuerpo habían lastrado colocando piedras de gran tamaño sobre manos y pies.
Se cree que el niño recién falleció de malaria. De hecho pertenece a una época en la que hubo una tremenda plaga de esta enfermedad. No es raro que los habitantes de la zona ya temieran que hasta los muertos estuviesen propagándola.
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