Se corta la respiración, se cierran los ojos, sientes una atracción ineludible; tu boca se entreabre, tu cuerpo tiende hacia el otro y se juntan los labios: el beso ha llegado. ¿Y a quién no le gusta sentirse protagonista de ese momento? El deseo de besar tiene nombre: filemamanía.
" style="max-width: 100%; display: block !important;">El proceso del beso está formado por un aluvión de procesos químicos y sensaciones: desde la dopamina, la ansiedad y testosterona, hasta la adrenalina y noradrenalina, que elevan la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Nuestras pulsaciones aumentan hasta 150 por minuto. No olvidemos la oxitocina, la “maravillosa” hormona que te hace “flotar”, ni tampoco la endorfina salpicando de felicidad toda nuestra sangre. Los expertos asemejan este cóctel de sensaciones con una sobredosis de anfetaminas.
Con el beso se drenan las células muertas y las bacterias, por lo que se mejora el aliento. Un beso contiene un 60% de agua, 0,7% de sal y un 0,7% de proteínas. Y se queman 15 calorías en tres minutos. En la saliva, hay unos dos millones de bacterias y 40.000 microorganismos que campan a sus anchas entre las dos bocas, pero no temas, besar fortalece el sistema inmunitario y aleja la depresión.
No conozco a nadie que no le guste besar, aunque eso sí, existen muchos tipos de besos: con intenciones, castos, besos cordiales, robados, besos por compromiso, beso de madre, de padre, de hermano, de amigo, sonoros (de abuela), besos en la mano, en los pies, en la frente, en la mejilla, en la comisura, besos de mariposa, de aspirador, de esquimal e incluso existen los besos voladores…Los labios se aprietan, se contraen, o se dilatan, y entonces, cuando se relajan dejan jugar a la lengua. Sea como sea, con cada uno de ellos, se demuestra algo: nos comunicamos…
Alguien me dijo que los suspiros son los besos que no se han dado… ¿A qué estás esperando? Este sábado se celebra el Día Internacional del Beso, pero se recomienda practicarlo cada día
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