SANTIAGO, R.D. - Haciendo una abstracción de sus ejecutorias como alcalde y de sus pasos en la política local y nacional, es justo ponderar las acciones de Abel Martínez en pro de la defensa de la nacionalidad.
Como presidente de la Cámara de Diputados ha sido una constante la promoción de los símbolos patrios, así como también de la carta sustantiva de la nación.
En la Cámara de Diputados, Abel promovió la constitución infantil con la clara intención de formar en patriotismo los niños dominicanos, como zapata indispensable para la construcción de todo edificio libertario y nacionalista.
La prédica constante de Abel Martínez en contra de los extranjeros en el país, es vista con ojera por sectores que sueñan ver unificada nuestra nación con Haití.
Abel, con las limitaciones que le provee el cargo, ha puesto su grano de arena para contribuir con la titanica tarea de preservar nuestra autenticidad como nación .
Los que diferimos con Abel en aspectos políticos, no debemos ser mezquinos e ignorar aportes significativos a la preservación de la Dominicanidad.
Hoy hemos deslindado campos, y decidimos hablar no del Alcalde, fuente de amor, odios y pasiones encontradas, sino del ciudadano atrincherado con su escudo y su bandera en esta ciudad corazón.
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